Notas a “Una temporada en el infierno” – Por Ramón Buenaventura
Una temporada en el infierno
antes, si mal no recuerdo Esta introducción a Una temporada en el infierno puede haber sido escrita cuando el resto del libro ya estaba terminado.
una noche, me senté a la Belleza en las rodillas Según los comentaristas, ataque de Rimbaud contra el esteticismo poético imperante en su época. La Belleza, en efecto, era por aquel entonces muy “oficial”.
¡Oh brujas, oh miseria, oh odio! ¡A vosotros se os confió mi tesoro! Según los exegetas, por esta frase debe entenderse que Rimbaud dedica su obra a los marginados de la sociedad. Es difícil estar de acuerdo con una interpretación tan restrictiva y tan pobre.
Me tendí en el lodo Dice Antoine Adam: “Rimbaud piensa muy precisamente en la crisis de mayo 1871, cuando cultivó la abyección”.
Y la primavera me trajo la horrorosa risa del idiota Según la cátedra, referencia a los poemas escritos por Rimbaud en la primavera de 1872. Ahora, mientras escribe Una temporada en el infierno, el autor los encuentra horrorosos.
Habiendo estado hace muy poco a punto de soltar el último ¡cuac! No se sabe a qué riesgo de muerte alude aquí Rimbaud. Parece un poco exagerado hablar de “último cuac” por el tiro en la muñeca que le pega Verlaine en Bruselas, pero, ciertamente, no consta ninguna otra ocasión de peligro grave para la vida del poeta durante aquellos años.
querido Satán Tan cariñoso apelativo puede referirse a Verlaine, si nos empeñamos en personalizar.
tú que aprecias en el escritor la carencia de facultades descriptivas o instructivas Frase que se ha aportado como prueba de la identidad Satán = Verlaine. Este último detestaba la poesía de inclinación didáctica o descriptiva.
Mala sangre
“Mala sangre” parece ser el texto más antiguo de los que integran Una temporada en el infierno. A él podía referirse Rimbaud en su carta a Delahaye de mayo de 1873: “Trabajo, sin embargo, con bastante regularidad: hago pequeñas historias en prosa; título general: Libro pagano, o Libro negro. Es cosa tonta e inocente…”
Las pruebas no son suficientes, pero -sin duda- en “Mala sangre” se manejan las ideas de paganismo y de estado salvaje.
Tengo de mis antepasados galos Rimbaud ha formado su concepto de los galos leyendo la historia de Francia de Jules Michelet. La idea de Francia está en crisis tras la derrota a manos de los prusianos. Por otra parte, están sembrándose las teorías de la raza que tan mala cosecha darán en el siglo XX: los vicios primitivos galos explican los males presentes.
Los galos eran los desolladores de animales, los quemadores
de hierba más ineptos de su tiempo Construcción violenta, calcada del original francés.
Pero ¿quién me hizo tan pérfida la lengua que hasta aquí
haya guiado, salvaguardándola, mi pereza? Construcción violenta, calcada del original francés.
¡Si tuviese yo antecedentes en un punto cualquiera de la historia de Francia!Antoine Adam señala que Rimbaud no pretende carecer de toda clase de antecedentes, sino de los dignos y nobles. De hecho, el propio poeta lo aclara a renglón seguido.
Recuerdo la historia de la Francia hija primogénita de la Iglesia Rimbaud no está inventando nada: Francia suele recibir esta designación en los textos de sus más patrióticos historiadores…
Suabia Región de Alemania, en el curso alto del Danubio.
Solima Jerusalén.
Reitre Soldado alemán de caballería. En francés, la palabra trae cierto sentido traslaticio de ‘brutalidad’.
Qué era yo el siglo pasado: hasta hoy no me vuelvo a encontrar
Rimbaud no se encuentra en el siglo anterior al suyo, en el XVI.
¡Oh la ciencia! Lo hemos recuperado todo. Para el cuerpo y para el alma, – el viático, – tenemos la medicina y la filosofía, – los remedios caseros y las canciones populares arregladas. ¡Y las diversiones de los príncipes, y los juegos que éstos prohibían! ¡Geografía, Cosmografía, Mecánica, Química!… Párrafo de difícil interpretación. Según Antoine Adam: “los nuevos valores sustituyen a los antiguos. Para el cuerpo, la medicina ha ocupado el lugar de los remedios caseros.
Para el alma, en vez del viático y de las canciones populares arregladas, está la filosofía”. Los juegos prohibidos, antaño diversión principesca, son ahora las ciencias con nombre oficial.
Armórica Nombre oficial de la Bretaña francesa hasta el siglo VII.
cargado de mi vicio, el vicio que ha hundido sus raíces de sufrimiento a mi lado, desde la edad del juicio Algunos comentaristas leen aquí una alusión a la homosexualidad.
Así, ninguna vejez, ningún peligro: el terror no es francés
La vida embrutecida ha de ser corta e insignificante. Lo francés, en cambio, es la sangre tibia y el “savoir vivre”.
¡Oh mi abnegación, oh mi caridad maravillosa! ¡Aquí abajo, no obstante! Dice Antoine Adam: “En este momento Rimbaud afirma, en pleno desamparo, la permanencia de su impulso hacia la perfección, la permanencia de su caridad. Pero se preocupa de añadir, para evitar un malentendido fácilmente previsible: aquí abajo, no obstante. No se trata para él de ningún regreso a las creencias religiosas”…
Teniendo en cuenta la frase siguiente (“De profundis, Domine, ¡seré tonto!”), puede bastarnos con entender lo que Rimbaud dice: es de tontos pensar que la caridad y la abnegación sean posibles aquí en la tierra. Lo cual no implica que Rimbaud crea en la vida eterna.
veía un mar de llamas y de humo en el cielo Posible alusión al París de la Semana Sangrienta (véase el Esbozo biográfico, 1871). No consta que Rimbaud se hallase en París por aquellas fechas. Por otra parte, las imágenes que utiliza son convencionales y no transmiten la sensación de “cosa vivida”.
Me veía ante una multitud exasperada, delante del pelotón de ejecución, llorando la desgracia de que no hubieran podido comprender, y perdonando Si, como dicen los comentaristas, este párrafo es una visión del fusilamiento de los comuneros, habrá que suponer que Rimbaud la toma de alguna ilustración o descripción periodística. No hay en sus palabras el más mínima aliento de experiencia propia.
emperador, vieja comezón Antoine Adam localiza esta comezón en dos versos de Victor Hugo (“Eviradnus”): ¿Dónde tienes las uñas, vil rebaño para esta comezón de emperadores en tu piel? (Que podría traducirse: sois tan viles, borregos, que ni siquiera os rascáis la comezón imperial.)
Cam Uno de los tres hijos de Noé, origen de los pueblos de piel oscura, según la mitología hebraica.
Amortajo a los muertos en mi vientre Rimbaud, según los comentaristas, pregona su retorno al canibalismo, al estado salvaje más primitivo.
El destino del niño bien: ataúd prematuro cubierto de límpidas lágrimas Antoine Adam: “Rimbaud no se ha convertido; pero, puesto en la necesidad de convertirse, ve las razones que hay para no dejarse asustar. Él no ha hecho nada malo, no es el hijo de papá que vuelve humildemente para someterse.”
Veo que la naturaleza no es sino un espectáculo de bondad
Antoine Adam: “Para quien recibe el amor divino, hasta la naturaleza cambia de aspecto. Es un espectáculo de bondad”.
¡Unos artistas como ya no hacen falta! Los anacoretas y los santos, tan artistas, de nada servían a la gente normal de los tiempos de Rimbaud. Porque son excepcionales, luego no hacen falta.
Los demás avanzan. Los aperos, las armas 1871: la multitud de los comuneros avanza hacia las tropas; llevan armas, aperos de labranza… La imagen también parece tomada de alguna estampa, más que de la realidad.
Noche del infierno
Este poema, por su tono confesional, ha suscitado verdaderos nubarrones exegéticos. Puede estar escrito en torno al incidente de Bruselas, a la pelea de enamorados que tuvo por testigo a la madre de Verlaine. Pueden considerarse claras las alusiones a la influencia poética de Paul Verlaine. Hay también una serie de tentaciones religiosas que, como señala Antoine Adam, quizá tengan origen en la primera conversión de Verlaine.
Me he tragado una buena buchada de veneno Los comentaristas han tratado de averiguar a qué veneno se refiere Rimbaud. Queda por descubrir la fórmula exacta.
Satán diciendo que el fuego es innoble, que mi cólera es espantosamente tonta
Antoine Adam: “Satán no es Verlaine.
Es, dentro del alma de Rimbaud, la luz que le dice que su cólera es tonta, que el fuego, nacido de los remordimientos que siente, es innoble.”
el claro de luna cuando el campanario daba las doce Es un verso del poema “Lunes” (“Lunas”), incluido por Paul Verlaine en su libro Parallèlement. Rimbaud tuvo que conocerlo cuando todavía estaba inédito, porque la obra de Verlaine se publicó más tarde que Une saison en enfer. Pero nadie conoce la razón de que el diablo estuviera en aquel campanario.
Ferdinando Así llaman al diablo los campesinos de Vouziers (Ardenas). No traduzco “Pedro Botero” ni “Pateta”, ni nada español o hispano, por no atribuir a Rimbaud un casticismo en lengua ajena.
La linterna nos los mostró de pie, blanco y con trenzas oscuras, flanqueado por una ola esmeralda… Rimbaud está hablando de una linterna mágica, naturalmente.
Haré, con el oro, remedios Con el oro del anillo hará medicinas, según normas de la ciencia alquímica.
Delirios I. Virgen necia. El esposo infernal
Este poema parte de la parábola evangélica de las diez vírgenes. Rimbaud no utiliza dicho texto más que para caracterizar por referencia el personaje central, la virgen necia. A partir del cuarto párrafo desaparece toda relación con el discurso evangélico. Los comentaristas tienden a atribuir el papel de virgen necia a Verlaine y el de esposo infernal a Rimbaud. Pero también podría tratarse del enfrentamiento entre dos personalidades que Rimbaud identifica en sí mismo.
No se sabe si el texto es anterior o posterior a la crisis de Bruselas. (Para brújula de los aficionados a las comparaciones, señalo que todos los traductores de Rimbaud al español, haciendo caso omiso del evangelio, traducen “La virgen loca”.)
Delirios II. Alquimia del verbo
En este poema se contiene la trayectoria poética de Rimbaud en el periodo que va desde otoño de 1870 (cuando rompe con toda la poesía anterior, propia y ajena) hasta la redacción de Une saison en enfer. El soneto LXXXI de Les Fleurs du mal de Baudelaire, “Alquimia del dolor”, puede haber sugerido su título a Rimbaud. Señalemos, por otra parte, que en Alquimia del verbo Arthur parece estar citando de memoria sus propios versos anteriores, cometiendo diversos fallos que en cada ocasión anotaremos.
¡Inventé el color de las vocales! Se refiere al soneto “Vocales “, que no se publicaría hasta mucho después (véase Esbozo biográfico):
A negra, E blanca, I roja, U verde, O azul: vocales, diré algún día vuestros nacimientos latentes; A, negro chaleco velludo de moscones resplandecientes:
que zumbumban en torno a pestazos crueles, golfos de sombra; E, candor de vapores y de tiendas, lanzas de glaciares altivos, reyes blancos, calofríos de umbelas; I, púrpuras, sangre escupida, risa de labios bellos en la cólera o las embriagueces penitentes; U, ciclos, vibramientos divinos de los mares víridos, paz de las dehesas sembradas de animales, paz de las arrugas que la alquimia imprime en las anchas frentes estudiosas; O, supremo clarín lleno de estridencias extrañas, silencios atravesados de Mundos y de Ángeles:
– O, la Omega, rayo violeta de Sus Ojos.
No puedo entrar aquí en las diversas interpretaciones de que ha sido objeto este infrecuente poema. Escojo una, basada en la forma de las letras:
Algún licor de oro, soso y sudorífico. Así, mal letrero de albergue habría sido.
Después, la tempestad cambió el cielo, hasta la noche.
Fueron países negros, lagos, pértigas, columnatas bajo la noche azul, estaciones. El agua de los bosques se perdía en las arenas vírgenes. El viento, desde el cielo, arrojaba carámbanos en las charcas… ¡Y, como un pescador de oro o de conchas, decir que no me preocupé de beber!
A las cuatro de la mañana, en verano Según Antoine Adam, el original es de mayo de 1872, aunque se discute la fecha. No hay variantes significativas.
En el último verso hay un juego de palabras intraducible: “En attendant le bain dans la mer à midi” podría entenderse – al oído- “en attendant le bain dans l’amer à midi”. O sea: tanto significa “esperando el baño de mediodía en el mar” como “esperando el baño de mediodía en curaçao”.
Canción desde la torre más alta En este caso, el texto que reproduce Rimbaud en “Alquimia del verbo” difiere considerablemente del original de 1872. Éste era así:
Juvenil pereza
a todo sujeta,
por delicadeza,
he perdido mi vida.
¡Ay! ¡Que llegue el tiempo
en que los corazones se prenden!
Dije para mí: deja
y que no se te vea;
y sin la promesa
de más elevadas alegrías.
Que nada te retenga,
augusto retiro.
Tuve tal paciencia,
que por siempre olvido;
miedos y sufrimientos
al cielo se marcharon.
Y la sed malsana
me oscurece las venas.
Igual la pradera
al olvido entregada,
agradada, y florida
de incienso y cizaña,
ante el hosco zumbido
de las sucias moscas.
¡Ah! ¡Las mil viudeces
del alma, tan pobre:
sólo tiene la imagen
de Nuestra Señora!
¿Vamos a rezarle
a la Virgen María?
Juvenil pereza
a todo sujeta,
por delicadeza
he perdido mi vida.
¡Ah! ¡Que llegue el tiempo
en que los corazones se prenden!
Como se ve, Rimbaud, en sus “enmiendas” para “Alquimia
del verbo”, prescinde precisamente de uno de sus fragmentos
más citados por la posteridad: “par délicatesse / j’ai perdu ma
vie”.
¡El insecto beodo en el meadero del albergue, enamorado
de la borraja, y que un rayo disuelve! No tendré que aclarar qué clase de rayo mingitorio se descarga sobre el desprevenido insecto.
Hambre Texto antiguo:
Fiestas del hambre
Mi hambre, Ana, Ana,
huye a lomos de tu borrico.
Si a algo tengo afición, no será más
que a la tierra y a las piedras.
¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! ¡Ding! Pazco aire,
rocas, Tierras, hierro.
Hambres mías, girad. ¡Pastad, hambres,
del prado de los sonidos!
Después del amable y vibrante veneno
de las corregüelas.
Los guijarros que un pobre rompe,
las viejas piedras de iglesia,
los cantos rodados, hijos de los diluvios,
¡panes que yacen en los valles grises!
Mis hambres son los fragmentos de aire negro;
el azul resonante;
es el estómago quien me arrastra.
Es la desdicha.
Por tierra aparecieron las hojas:
voy por las carnes de las frutas pochas.
En el seno del surco recojo
hierba de los canónigos y violetas.
Mi hambre, Ana, Ana,
huye a lomos de tu borrico.
El poema que comienza “El lobo gritaba bajo las hojas” está
recogido sin variación en “Alquimia del verbo”.
separé del cielo el azul, que es negro Antoine Adam: “El azul que es negro significa quizá, sencillamente, que el azul del cielo a veces es tan profundo que parece negro”.
O puede que Rimbaud se refiriera al hecho de que el cielo, más allá de la ilusión azul creada por la atmósfera, sea en realidad negro.
¡Ha vuelto a aparecer! La versión de 1872 es la siguiente:
La Eternidad
¡Ha vuelto a aparecer!
– ¿Qué? – ¡La eternidad!
Es el mar que se fue
con el sol.
Alma centinela,
murmuremos la confesión
de la noche tan nula
y del día en llamas.
De los humanos sufragios,
de los comunes impulsos
aquí te desembarazas
y vuelas según.
Puesto que sólo de vosotras,
brasas de satén,
el Deber exhala
sin que digan: vaya.
Aquí no hay esperanza,
ningún orietur.
Ciencia con paciencia,
el suplicio es seguro.
¡Ha vuelto a aparecer!
– ¿Qué? – ¡La eternidad!
Es el mar que se fue
con el sol.
Cimeria Zona de niebla que marca la frontera entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Según la Odisea, el sol nunca brillaba para los cimerios. Es la actual Crimea.
¡La felicidad! Su sabor, en que la muerte se complace En francés, “sa dent, douce à la mort…” Resulta difícil averiguar el sentido exacto de la frase, pero entiendo “a la muerte le resulta agradable el sabor de la felicidad, porque “la dent” de una cosa puede ser su sabor.
¡Oh estaciones, oh castillos! No hay variaciones de interés con respecto a la versión de 1872.
Antoine Adam atina al afirmar que este poema parece inspirado en el amor sexual por Verlaine. El “gallo galo” es un evidente símbolo fálico: cada vez que te canta el gallo, yo le rindo pleitesía.
Por último, reproduzco el final de “Alquimia del verbo” tal como figura en el borrador:
De tan débil, dejé de creerme soportable por la sociedad, más que a fuerza de [piedad] Qué desgracia Qué claustro posible para esa bella repugnancia; [ilegible]
Fue pasándome poco a poco.
Odio ahora los impulsos místicos y las extravagancias estilísticas.
Ahora puedo decir que el arte es una bobada.
[Los] Nuestros grandes poetas [ilegible] tan fácil: el arte es una bobada.
Salud a la bond
El imposible
Se sabe que “El imposible” y “El relámpago” fueron escritos en un mismo momento, pero no consta la fecha. El hecho de que en “El relámpago” se hable de una cama de hospital podría situar la redacción en un periodo posterior a la crisis de Bruselas. No obstante, algunos estudiosos sostienen que Rimbaud también estuvo hospitalizado en Londres. Con ello, ambos textos podrían ser de mayo-junio o de julio-agosto de 1873, anteriores o posteriores a la gran reyerta con Verlaine.
En “El imposible” se ha querido ver la prueba de que Rimbaud era un iniciado en la Cábala. El texto, sin embargo, apenas si sugiere más que un leve conocimiento de la filosofía oriental. Hay que poner muy buena voluntad para apreciar ingredientes cabalísticos en el vago contenido de algunas frases.
Tuve razón cuando despreciaba a los individuos Un ‘pero’ al principio de este párrafo nos habría facilitado su comprensión. Rimbaud considera tonta su actitud de la infancia, mas no por ello cree que se equivocaba en sus desprecios.
Prudhomme Se refiere a un personaje teatral, Joseph Prudhomme, el señor Prudhomme, creación del escritor, caricaturista y actos francés Henri Monnier. Prudhomme es caricatura del burgués del siglo XIX, que ansía ser moderno y estar al corriente de todo, pero que no sabe por dónde le sopla el viento.
Las dos obras de Monnier en que aparece Prudhomme se estrenaron durante la niñez de Rimbaud.
El relámpago
El título crea la imagen de que la esperanza ha de brillar por un instante, como un relámpago.
“Nada es vanidad; ¡a la ciencia, y adelante!” Antoine Adam: “El Eclesiastés decía: todo es vanidad. Los modernos dicen: nada es vanidad, puesto que tenemos la ciencia y el trabajo”.
¿las escapamos? En el texto francés hay una incorrección gramatical (“les échappons-nous?”) demasiado grosera para no ser voluntaria. La calco en castellano, para dejar la frase tan equívoca como en francés.
En mi cama del hospital el olor a incienso me volvió con
tanta intensidad El párrafo quizá se comprendería mejor si esta frase fuese entre paréntesis, pues lo que sigue se refiere otra vez al sacerdote. Es decir: saltimbanco, mendigo, artista, bandolero, – ¡sacerdote! (en mi cama de hospital, el olor a incienso me volvió con tanta intensidad), guardián de los aromas sagrados, confesor, mártir…
Adiós
vampira reina Rimbaud emplea una palabra rara en francés, ‘goule’ (del árabe ‘ghula’, demonio), vampiro hembra de las leyendas orientales. Blasco Ibáñez utiliza el masculino ‘gul’ en su versión de Las mil y una noches (traducida del francés y no del árabe). Pero el femenino ‘gula’ se confundiría con el pecado capital del mismo nombre. De ahí que me haya atenido a ‘vampira’.
¡y me asusta el invierno, porque es la estación de la comodidad!
No es que Rimbaud declare aquí su odio por la comodidad, sino al contrario: el invierno exige comodidades que los pobres no nos podemos permitir.